Piedra gorda
Piedra Gorda, un misterio arqueológico en el Meta
El misterio de los petroglifos de Piedra Gorda
Varias hipótesis se manejan del significado de
los petroglifos de Lejanías, en el departamento del Meta. Hace falta
investigación.
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Lo petroglifos son incisiones en piedra
realizadas por pueblos prehistóricos. Y son esos grabados los que aparecen en
una gigantesca roca ubicada en la vereda La Cristalina, en Lejanías (Meta),
cuyos significados no han sido aún revelados.
Se trata de Piedra Gorda, la cual hace parte de
los ocho sitios arqueológicos registrados en el municipio de Lejanías por el
Instituto Colombiano de Antropología e Historia (Icanh).

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Para Luis Francisco López Cano, investigador del
grupo de arqueología del Icanh, todavía no es posible hacer algún tipo de
interpretación o afiliación cultural. Y aunque se llegó a pensar que el arte
rupestre podría estar relacionado con la comunidad Guayupe, esta es una
hipótesis poco probable por las diferencias de estilo en los grabados.
“No hay una comprobación arqueológica ni
histórica bien clara. También podrían ser de cualquier época, tardíos o de unas
culturas posteriores en la región. Falta mucha investigación sobre la
afiliación cultural, sobre qué grupos indígenas elaboraron esos petroglifos.
Tampoco es fácil hacer una interpretación exacta de lo que significa el motivo
de su elaboración”, agregó López.
En la parte alta de la roca se pueden apreciar
círculos concéntricos, líneas en zigzag, figuras de apariencia animal
(zoomorfas), como serpientes o cercanas a lagartos. Hay representaciones muy
naturales y otras abstractas, más estilizadas.

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Este tipo de representaciones icónicas, según el
antropólogo, podrían tener un carácter semasiográfico, “algo parecido a las señales de tránsito. Combinan
varias figuras y nos dan a entender determinados significados”. Para algunos,
las líneas podrían ser corrientes de agua o representaciones de tejidos, para
otros, el significado de los animales tendría una relación con el contexto
religioso de alguna comunidad, pero “no conocemos cuáles eran los relatos o los
mitos desde los cuales se desprendían ese tipo de expresiones, y quedamos muy
limitados al interpretarlas”.
Otra de las hipótesis que ha tomado fuerza en la
comunidad fue la planteada por una joven a quien recuerdan por el nombre de
Alina Lozano. Se trataría de una vidente que llegó desde Ibagué y se hospedó
por algún tiempo en la zona. Cuentan que subió a la piedra, se arrodilló, tocó
la superficie, cerró los ojos y empezó a ver una serie de imágenes relacionadas
con el origen de los petroglifos.
Según Germán Arturo Romero, habitante de la zona, la mujer relacionó los
grabados con la forma de un asentamiento y la jerarquía política de sus
habitantes. Señaló que las líneas eran la representación del caño La Cristalina,
que atraviesa la vereda, y que cerca de la piedra quedaba ubicado el cementerio
en el que enterraban a sus habitantes. Además, que las figuras circulares
correspondían a piedras de gran tamaño y una forma similar a un tenedor
indicaría la dirección en la cual enterraban a los caciques con sus riquezas.
“Los círculos indican el número de piedras que había antes de llegar a esas
tumbas”, decía la mujer.
Para el profesional del Icanh, la hipótesis de esta mujer podría tener
fundamento. Es la representación del entorno, del territorio, “si eso es
posible en otras regiones, también podríamos incluirla acá como una de tantas
que se podrían formular, pero que solo investigaciones más detalladas, con
contextualización, y excavación de retrospección en el entorno de Lejanías,
podrían ayudar a entender, pero hay que demostrarla y sustentarla”.
Además de la falta de investigación, otro de los aspectos que preocupa
es el deterioro de la roca. Al Icanh han llegado denuncias de malos manejos en
la piedra, fotografías en las que se observan grafitis y rayones. Para evitar
que el arte rupestre siga en permanente riesgo, la Alcaldía de Lejanías informó
sobre una propuesta de construir una escalera en forma de caracol alrededor de
la piedra y evitar el mayor contacto físico posible.
Según Jairo Iván Granados, director de Turismo y Educación de Lejanías,
la propuesta viene desde hace dos años, con un diseño del artista César Vega.
Este proyecto que, según él, ya es de conocimiento de los institutos de Cultura
y Turismo del Meta, tendría un costo cercano a los 800 millones de pesos, que
deben ser gestionados. El funcionario explicó, además, que habían tenido
problemas por el manejo de la tierra, pero que la dueña del predio en el que se
encuentra la piedra afirmó que donaría el terreno junto con dos metros más a su
alrededor.
Sin embargo, el Instituto Colombiano de Antropología e Historia
informó que no ha recibido todavía alguna solicitud formal y que son ellos
quienes deben dar primero un concepto favorable. Según explicó el antropólogo
Luis Francisco López, antes de cualquier intervención es necesario adelantar
las gestiones de la formulación del Plan de Manejo Arqueológico de los
petroglifos, “no basta con las buenas intenciones”, y dicho proyecto puede ser
financiado, en parte, con recursos provenientes del Impuesto Nacional al
Consumo —a la tarifa del 4% al servicio de la telefonía móvil—.
Mientras se consolidan los proyectos y aparece el interés para invertir
en investigación, queda la esperanza de la comunidad para luchar por la
conservación del patrimonio histórico y arqueológico de Lejanías.
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